sábado, 22 de noviembre de 2014

Poesía

Tú significas muchas cosas.
Significas poesía.
Pero no poesía corriente, esa que algunos -muy pocos- saben escribir muy bien.
No.
Tú significas poesía rara: esa que se vive, la que se hace sola, sin que nadie tenga que acomodar palabras ni hacerlas rimar: rimas solo.
Tú eres ese tipo de poesía que se puede ver al mirar tus cejas negras, y al ver el color único de tus ojos iluminados a la sombra y a la luz del sol.
Eres ese tipo de poesía que puede oírse en el dulce eco de tu voz categórica, severa, chispeante, melancólica y suave, y en la estela sonora de tu risa incanjeable, sincera, alegre y hermosa.
Eres la poesía que se palpa en tu abrazo al compás del ritmo de tu latir.
Eres esa poesía fragante, esa que huele a ti.
Eres el tipo de poesía que se puede gustar, y sabe a tus labios.
Significas aún más cosas.
Pero tu significado que más disfruto y más me gusta, es el que más siento y más vivo en profundidad, en intensidad y en lapso.
Vivo tu poesía.
Vivo tu cariño.
Vivo y enfermo, enfermo de amor contigo.
Vivo y enloquezco.
Enloquece de amor conmigo.

martes, 18 de noviembre de 2014

Solo porque quiero

No lo escribí yo -quisiera dar los créditos a su autora, pero es anónima-, mas es digno de compartir. Si eres mi novio y lees esto, pues es para ti (menos lo de la cerveza, sabe feo, me contaron).

Me voy a reír de todas tus bromas, incluso si significa que seré la única riéndome contigo. Voy a sonreír cada vez que nuestras miradas se encuentren, porque lo siento así. Voy a pasar mis domingos contigo, viéndote saltar de emoción cuando tu equipo favorito marque un gol, siempre que tu me acompañes de compras alguna vez. Te voy a ayudar a preparar la cena, pero sólo si prometes ayudarme a limpiar después. Y si me quieres ahí contigo, voy a ver todas las películas de acción y súper héroes contigo, pero sólo si estás dispuesto a ver una comedia romántica conmigo. También voy a tomar cerveza (o vino) contigo mientras me hablas de cómo te fue en el trabajo. Y cuando estés enfermo, voy a hacer mi mejor esfuerzo para hacerte sentir mejor con todas las caricias y besos que pueda darte. Y espero que tú hagas lo mismo.
Voy a darte tu propio espacio. Voy a preguntarte cómo estuvo tu día –no por rutina, si no por curiosidad-, porque quiero saber qué partes de tu día te hicieron sonreír y cuáles te hicieron enojar. Voy a hacerte caras tontas y molestas mientras juegas a videojuegos sólo para ver si las notas. Voy a sorprenderte en distintas ocasiones, y a mimarte diariamente.
Prometo serte leal. Porque al final del día eres el único que quiero. Voy a ser la que comparta tus esperanzas, tus sueños y tus miedos. Seré tu diario andante. Seré real, y prometo decirte las cosas como son. Porque no mereces menos. Haré lo posible por considerar tus pensamientos y sentimientos, y aunque no sea capaz de llenar tus zapatos de talla 42, haré mi mejor esfuerzo por caminar con ellos antes de juzgar tus pasos.
Voy a gritar y voy a llorar. Mis inseguridades y celos eventualmente van a salir a la luz sin importar cuánto trate de esconderlas. Habrán ocasiones en las que no tendrán mucho sentido. Cuando esté confusa o preocupada, voy a hacer preguntas, muchas preguntas. A veces van a ser largas y estúpidas, así que voy a necesitar que seas paciente conmigo. Voy a darte largos silencios cuando esté molesta, y voy a evitar contacto contigo cuando no esté lista para hablarte. También voy a hacerte enfadar, pero como no soy capaz de leer tu mente, voy a necesitar que me lo digas. Y mientras discutamos, voy a intentar considerar tus sentimientos y ser justa.
Voy a tratarte como me gustaría que tú me tratases. Quiero ser todo lo bueno para ti, y aunque ya sé que no siempre puede ser así, voy a esforzarme para no ser muy mala. No puedo prometerte que seré perfecta, pero como tu novia, voy a hacer todo lo que pueda para ser la mejor que hayas tenido jamás.
Sólo porque me haces querer serlo.

domingo, 26 de octubre de 2014

Precisamente Tú

A veces despierto por las noches, dedico mis pensamientos a tu persona... Suspiro. Y elevo la pregunta: "¿Esto es real?"

¡¿De verdad esto es real?! ¿Está pasando?, me pregunto. Aparecen como vagones de un tren, una tras otra estas preguntas: ¿él es real?, ¿él me quiere? ¿De verdad siente lo que dice sentir?, ¿se siente igual que yo?, ¿me piensa tanto como yo lo pienso? ... Y no es porque no te crea, o porque no confíe en ti, sino porque esto es demasiado REAL, demasiado hermoso para ser rotundamente verdadero. Es un milagro. Eso es.

Lo que yo siento, otros cuantos lo han sentido, lo sé. Pero me pasó así:
Imagina que un hombre o una mujer común, cualquiera, de la noche a la mañana se vuelve rico, inmensamente rico, y por ende, poderoso. Y cuando le preguntas cómo hizo para conseguir su fortuna, te responde: "Encontré un tesoro escondido." Y tú dudas, no le crees del todo. Piensas "Eso es imposible; esos tesoros no existen", solo porque tú no has encontrado jamás uno. Y comprendo el escepticismo, porque suena a fantasía. ¿Absurdo, no? Y no le crees. Piensas que hizo su fortuna de alguna otra forma secreta, que pudiera ser incluso más fantástica que la de hallar un tesoro.
Pero un buen día, quizá en medio de un desierto, quizá en el valle después de cruzarlo, encuentras un tesoro escondido. Allí está. Es tuyo. Y así, de la noche a la mañana, te vuelves rico, inmensamente rico. Esa riqueza te da poder: el poder de hacer lo que nunca antes pudiste; el poder de ver las cosas que antes permanecieron ocultas para ti; el poder de viajar, explorar y conocer nuevos terrenos que eran inaccesibles para ti. Y es así como te das cuenta de que hay personas que siguen creyendo en tesoros escondidos, pero infortunadamente, aún no encuentran uno; y hay personas que porque no creen en ellos, jamás encontrarán uno; y hay un tercer tipo de personas: las que creyeron siempre que existían, pero en algún momento dejaron de creer, aún viendo y oyendo a personas que sí encontraron su tesoro... De todas formas pensabas: "De seguro consiguió su riqueza de otra manera..." Así pensaba de la gente que se enamoraba.

Yo acabo de encontrar mi tesoro: que tú, precisamente TÚ, me quieras, precisamente en la forma en la que me quieres... y que yo, toda YO, te quiera a ti como te quiero... ese es mi tesoro.
Y desde que lo encontré, me volví inmensamente rica y poderosa: a esa riqueza algunos la llaman "Felicidad"... esa riqueza, de tu cariño y el mío, construyendo este tesoro, este milagro. Y los poderes que me ha dado: primero, hacer lo que nunca antes pude: ahuyentar el miedo, hacerlo a un lado, quedarme, ser valiente y querer sin temer; ha sido una osadía: jamás pude hacerlo antes, jamás había perdido los miedos, jamás había podido sobreponerme a ellos... jamás pude confiar en alguien y creerle a alguien como confío y te creo a ti. ¿Y sabes algo? Es de las cosas más maravillosas que a lo largo de 22 años he experimentado... de las más grandes.
Segundo, esa riqueza me dio el poder de ver las cosas que antes permanecieron ocultas para mí, que están vedadas para quienes no han hallado su tesoro: me devolvió esa capacidad infantil de ver las cosas más grandiosas en las cosas cotidianas más simples; tras hallar ese tesoro, pude ver lo que rompe mi rutina: vi que cada luna es diferente, cada noche tiene diferente aroma, diferente aspecto; vi que ningún día es igual que otro; que cada día el sol nace diferente; que cada atardecer ofrece un espectáculo bellísimo distinto al anterior; que el cielo, en su permanente infinidad, se viste siempre con algo nuevo a cada hora... y aquí debo decir que tú me enseñaste, no a ver esto, sino a disfrutarlo, a compartirlo... tener alguien con quien compartir algo tan extraordinario y tan simple a la vez, es también de los mejores regalos que alguien puede tener en esta vida.
Y tercero, este tesoro me dio el poder de viajar, explorar y conocer lugares desconocidos, lugares que jamás imaginé que existieran: tu voz llegó a sitios en mi alma que no sabía que estaban allí, que estuvieron desiertos, y al mismo tiempo, tu voz me guió a lugares en tu interior que yo desconocía... llegaste a conquistar tierras escondidas, y me ayudaste a descubrir que mi corazón era más grande de lo que yo creía: me ayudaste a ver mi inmensidad, mientras se reflejaba con ello la tuya... Cada lugar en mí al que has llegado tiene solo tu huella, y cada bandera que has colocado se expresó en un suspiro que duró apenas un par de segundos, pero que hará eco durante siglos... mientras estas palabras permanezcan escritas.

martes, 14 de octubre de 2014

Si pudiera verte...


Si pudiera verte a diario, por ejemplo, en la escuela...
Ya me habría enamorado de ti. Estoy segura.

¿Por qué? Porque hay mucha información que se filtra
Únicamente a través de los ojos.
La manera en la que te he conocido ha sido
Solo a través de las líneas que me has escrito.
He tenido que confiar en tus palabras
Para conocerte, en realidad:
Y eres tú el que elige las cosas
Que quieres que yo sepa de ti...

Si te tuviera frente a mí...
Mis ojos elegirían todo aquello
Que quisiera saber de ti,
Aquella información que quizá tú
Nunca serías capaz de revelarme.
Serían las cosas más pequeñas:
Tu forma de reír,
Tus razones para reír;
Tus tics cuando estás molesto,
Cuando estás triste, o frustrado;
La manera en que parpadeas,
O la forma en que miras;
Tu forma de caminar
(Siempre he caminado a tu lado,
Y cuando tú vas frente a mí
Me apena mirarte y estudiarte,
Y que me sorprendas así).

Quisiera poder tener más tiempo para verte:
Para ver tus manos,
La forma de tus uñas,
El color de tus venas debajo de tu piel,
Y las líneas que forman...
Tomar fotografías de cada detalle,
Cada insignificancia que los demás
(los que sí te ven a diario)
Pasan por alto.

Pero lo que más quisiera poder hacer
Es observarte mientras lees:
Verte en otro mundo,
Secreto, escondido, indefenso...
Así podría verte sin descanso.
Quisiera poder verte
Sin que supieras que estoy ahí,
Sin que intentaras mostrarme nada,
Nada en especial de ti.
Así lo vería todo,
Todo lo que quiero saber de ti.

Si tan solo pudiera verte...
Ya me habría enamorado de ti.
Estoy segura.

jueves, 10 de julio de 2014

Gatito nocturno (¿Ya qué?)


Poema de inspiración contraída a las 3 de la mañana (y todo lo que eso implica).


Ven, ven, gatito,
Gatito nocturno...
Nocturnos tus ojos,
Ojos deliciosos,
Delicioso tú.

La luz de luna,
Luna que no duerme,
Duerme en tu lomo,
En tu lomo pardo.
Parda la noche.

Sobre el tejado,
Tejado que abriga,
Abriga a la gente,
Gente que sí duerme,
Duerme temprano.

¡Oh, ven, gatito nocturno de ojos deliciosos
A la luz de luna que duerme en tu lomo pardo!
Sobre el tejado, abriga a la gente que duerme...
Tú eres la noche. Ven a la luz sobre el tejado.


jueves, 29 de mayo de 2014

Un amor de verdad

Este es en realidad, algo viejito...

Un amor de verdad no se busca. Pero se halla.

Al verdadero amor no se le huye, no se corre despavorido ante sus señales de vida;
a un amor verdadero no se le mata, no se le hiere, no se le escapa.

Cuando un amor es real, no podemos huirle, porque nos atrae;
no podemos permanecer escépticos ante su llegada, porque nos salpica la magia:
brota desde esa sensación de mariposas en el estómago
cada vez que se ve a la persona que hemos elegido como objeto de nuestro amor,
cuando se le habla o se le escucha mencionar.
Al amor de verdad no se le persigue, porque se acerca por sí solo, de a poco...

Un amor de verdad no llega por voluntad de uno:
viene por dos que se hacen uno solo.
Así nace, así vive, así crece...
Al amor no se le mata, no se le hiere, no se le escapa.

Un amor no se sueña, no se imagina, no se idealiza,
 porque el amor es así: te sorprende, te marea,
te mata de sueño, de hambre y de risa...
El amor de verdad es tan cambiante como lo es nuestra alma,
pero tan permanente como se le haga durar.


El amor embellece al que ama... El que ama no cambia a su amado,
es el amor el que lo hace cambiar...
El amor no dura tres meses, tres años ni tres siglos:
el amor nunca deja de ser. Cuando el amor es verdadero, el tiempo es pasajero.

Un amor de verdad es lo que llena el espacio que queda vacío en nuestro corazón
al despojarnos del orgullo, amarguras, enojos, envidias, hipocresías, egoísmos...
Un corazón limpio y maduro es cuna del verdadero amor.
Al amor no se le mata, no se le hiere, no se le escapa.

La vida se vuelve un sendero de corazones transeúntes, aguardando encontrarse con el amor.
El amor se vuelve a escapar en el aire, esperando encontrar la ocasión.

Los crueles, los débiles y los soldados


Hay personas a las que es imposible amar. Se quedarán como un recuerdo de un anhelo insatisfecho; en los más tiranos, como un reto que no pudo cumplirse; pero en los más débiles, el recuerdo de esa persona que jamás se dejó amar, quedará como un permanente vacío, como una derrota con nombre y apellido, como un fantasma que rondará a todos aquellos seres con los que se quiera enmendar el vacío, pero en su interior, esos débiles seres saben que jamás se llenará el hueco que dejó.
En su interior, los débiles saben que andarán por la vida, o más bien, vagarán, buscando una persona en la que puedan cumplir la tarea que les dictaba el alma: amar a alguien imposible de amar. Los débiles buscarán el rechazo de otros, lo abrazarán y se aferrarán a él, para mantener vivo el recuerdo de aquel que no se dejó amar, y mientras más crezca el repudio hacia su persona, irónicamente, más cerca se sentirán de saldar esa deuda. Los débiles se acostumbrarán a conformarse con el ladrillo envuelto en terciopelo; los débiles creerán que una vida así: sacrificada, conformista emocionalmente, es todo a lo que pueden aspirar. Los débiles añorarán los maltratos brindados por aquella cruel persona, porque los débiles creen que la crueldad proviene de la enfermedad del alma, y ellos creen que pueden curarla. Pero no pueden.
Mientras más se aferra el débil a la idea de que podrá superar algún día al cruel, más se ata con él. Nunca podrá. Porque es débil.
Las personas fuertes, en cambio, no ignoran la realidad: hubo alguien que no los quiso, que rechazó su amor, aún cuando sabían que lo necesitaban para salvarse a sí mismos; los fuertes saben que el error jamás estuvo ni en sí mismos ni en los crueles: no hubo error, solo una mala experiencia, pero nadie se equivocó al conocer al otro, debían hacerlo: el uno necesitaba conocer que existía el otro.
¿Superarlo? Cuando el corazón manda querer a una persona, es una orden que la mente jamás podrá desobedecer, por más artimañas y argucias que engendre, jamás podrá esquivar la orden de amar. No se puede superar a esas personas, porque forman parte de la vida, porque se quedarán para siempre ahí, en un rincón de la memoria, aunque algún afortunado día se les llegara a olvidar.
¿Entonces? Aceptar el hecho: detener la lucha por amar a quien no se deja, detener la sangre y el fuego cruzado. Se miden los gastos de la guerra, se analiza el panorama, y se divisa un nuevo blanco, no para atacar, sino para conquistar.
Cuando se empieza una guerra no se sabe en realidad el resultado final: aún cuando se confíe mucho en la propia capacidad: todo puede pasar. Los vientos pueden ser contrarios, las inclemencias del tiempo pueden arrasar con todo un ejército sin siquiera haber encarado al enemigo. Se lucha con la esperanza de poder ganar, sabiendo que se puede perder. Aunque se sufra una derrota, se adquiere experiencia en el combate, experiencia que se suma a la ganada en la anterior batalla; y ¿sabes? al final de cuentas, no es exitoso el que ganó más luchas, sino el que se hizo mejor soldado.

La plomada no mide las batallas, mide al soldado.

lunes, 24 de febrero de 2014

Un poema muy terrenal

Cursi hasta empalagar; falta editar.

-Yo quiero escribirte en las nubes.

-Y yo quiero cantarte en los mares.

-Comencé buscando tinta para el aire;
usé mis acuarelas en el celeste lienzo,
pero el llanto de las nubes al mar llevó mi esfuerzo...

-Yo recogí cada lágrima pintada
por tu bello arte; convertilas en poesía,
en música danzante.
Envié en las olas mi sonora carta...
Acabose evaporando,
llegando al cielo, capturando tu aire.

- Tu canto a suspiros atrapé como haces;
juntándolo con pinceles podía pintar más arte.
Comencé escribiendo versos;
acabé pintando tus mares.
Sucedió que yendo lejos
los impetuosos vientos
quebrantaron las ilusas nubes;
tan lejos de mí, nada pude yo haber hecho.

- Yo lo supe, los mares me dijeron;
atendiendo a su murmullo
el arroyo me contó el secreto.
¡No suspires, niña mía,
si no ha de ser por alguna de mis sinfonías!
Te quiero de cerca;
te quiero de lejos...
¡Te quiero a gotas,
a océanos enteros!
Ve al riachuelo, búscame en la orilla,
que un mensaje he dejado,
a ver si lo adivinas...

- Yo corrí hacia donde el aire me llevaba,
no podía exhalar mi propio aliento...
cuando una de mis nubes se bajó del cielo,
pero acercándome, ya no pude verlo.
Inmediatamente escalé en el viento.
Maquillando una gorda nube
la elegí mi mensajera
para hacerte llegar la nueva
de que la niebla me impedía la duda entera.

- Es momento de grabar con alto estilo
la marea tan impertinente,
que si ella no te envía mi corazón y mente,
estaremos en más grande lío.

- Hazlo ahora, que la brisa duerme.

- Pues ahora veo de qué trata
cantar con agua un amor tan niño;
no es cosa de fortuna, ni de plata,
se trata de ser paciente.
Ahora el agua duerme,
ahora se vuelca sobre la gente;
mal hice en hacerla mi confidente.

- ¡Y qué decir del viento
que acarrea nubes!
Ora se acelera, ora se apacigua;
no es confiable el que jamás previene.
Queriendo amarrar las nubes en un puño,
construyendo con ellas un beso puro
no lo pude confiar al aire;
tampoco quise retenerlo para siempre.

- Envíalo en breve,
que yo necesito probar tu río;
anda, que yo soy paciente
mas mi corazón pende de un hilo.

- Yo deseo, niño mío,
saberte dueño inteligente
de aquella nube de suspiro,
de aquel beso impaciente.
Si ni por agua ni por viento
ocurre encuentro tan casual,
vayamos luego al desierto
aunque no encuentres ahí tu mar.

- Eso es imposible, niña celeste:
acudir con presteza a aquel lugar,
si ello conlleva mi muerte...
¡no me exijas tal crueldad!
Mas un beso subterráneo
podría sernos más agradable:
si tú abandonas tu aire
yo te invito vengas a los mares.

- Es casi inapropiado invitarme a tal lugar...
Si es arriba donde existo,
por debajo no me puedo ocultar.

- ¿Oh, tan amargo es el amor?
Por un momento te entretiene
tejiendo notas en el mar,
mas después la pena viene
cuando dejas de oír el compás.

- ¡Si el viento arrastrara el desenfado
que mi alma siente a su pesar
dichosa podría haber al fin acabado
esta historia sin final!
¡Yo quiero escribirte en las nubes!

- Y yo desearía cantarte en los mares...

- Si sufrimos tan osado castigo
por dar mayor esperanza a este amor,
hagamos de su triunfo un vacío,
y llamemos al vacío Amor.

- ¡Confundamos ahora los vientos;
juguemos ásperamente con los oleajes!
Si acaso alguien quiere reprendernos,
burlémonos sin voz: quedémonos en silencio.
Marquemos un nuevo comienzo,
cercándonos en un valle;
limitemos el amor a un cuerpo
aunque el alma flote por el aire...
aunque el corazón se ahogue en canciones...
y escurra la dulzura del río
que desemboque en los brazos del arte.

- Comencé por gritar mi amor a los vientos;
acabé por callarlo por dentro.

- Comencé encarrerando ternura en un riachuelo;
acabé por detenerlo con el mismo fuego.
Si fuésemos más terrenales...
sin duda nuestra ruina no sería tan grande.

- Nuestros pasos veloces
correrían hacia el otro,
y en un abrazo, o una mirada
derramarían los astros y todas las naves
testigos del amor que se fue cultivando de a poco...
Cada día, ya fuera bajo el cielo o sobre él,
bajo el agua o flotando en las olas,
cada noche con un soplo de aire
o con murmullo marino
se compondría un dibujo cantante.

- Entonces el beso sería el final del inicio;
después comenzaría el real beneficio...
La confusión se vestiría de luto;
del vacío nacería la razón:
la razón de quererte, de buscarte,
la razón de encontrarte.

- Es así como imagino el voluble desvarío:
algo tardío, pero fiel.
Yo te escribí en las nubes.

- Y yo te canté en los mares...

Disfrutemos entonces de miradas calladas,
sintamos los besos con los ojos cerrados.
Compartamos nuestras finitas vidas terrenales.