A veces despierto por las noches, dedico mis pensamientos a tu persona... Suspiro. Y elevo la pregunta: "¿Esto es real?"
¡¿De verdad esto es real?! ¿Está pasando?, me pregunto. Aparecen como vagones de un tren, una tras otra estas preguntas: ¿él es real?, ¿él me quiere? ¿De verdad siente lo que dice sentir?, ¿se siente igual que yo?, ¿me piensa tanto como yo lo pienso? ... Y no es porque no te crea, o porque no confíe en ti, sino porque esto es demasiado REAL, demasiado hermoso para ser rotundamente verdadero. Es un milagro. Eso es.
Lo que yo siento, otros cuantos lo han sentido, lo sé. Pero me pasó así:
Imagina que un hombre o una mujer común, cualquiera, de la noche a la mañana se vuelve rico, inmensamente rico, y por ende, poderoso. Y cuando le preguntas cómo hizo para conseguir su fortuna, te responde: "Encontré un tesoro escondido." Y tú dudas, no le crees del todo. Piensas "Eso es imposible; esos tesoros no existen", solo porque tú no has encontrado jamás uno. Y comprendo el escepticismo, porque suena a fantasía. ¿Absurdo, no? Y no le crees. Piensas que hizo su fortuna de alguna otra forma secreta, que pudiera ser incluso más fantástica que la de hallar un tesoro.
Pero un buen día, quizá en medio de un desierto, quizá en el valle después de cruzarlo, encuentras un tesoro escondido. Allí está. Es tuyo. Y así, de la noche a la mañana, te vuelves rico, inmensamente rico. Esa riqueza te da poder: el poder de hacer lo que nunca antes pudiste; el poder de ver las cosas que antes permanecieron ocultas para ti; el poder de viajar, explorar y conocer nuevos terrenos que eran inaccesibles para ti. Y es así como te das cuenta de que hay personas que siguen creyendo en tesoros escondidos, pero infortunadamente, aún no encuentran uno; y hay personas que porque no creen en ellos, jamás encontrarán uno; y hay un tercer tipo de personas: las que creyeron siempre que existían, pero en algún momento dejaron de creer, aún viendo y oyendo a personas que sí encontraron su tesoro... De todas formas pensabas: "De seguro consiguió su riqueza de otra manera..." Así pensaba de la gente que se enamoraba.
Yo acabo de encontrar mi tesoro: que tú, precisamente TÚ, me quieras, precisamente en la forma en la que me quieres... y que yo, toda YO, te quiera a ti como te quiero... ese es mi tesoro.
Y desde que lo encontré, me volví inmensamente rica y poderosa: a esa riqueza algunos la llaman "Felicidad"... esa riqueza, de tu cariño y el mío, construyendo este tesoro, este milagro. Y los poderes que me ha dado: primero, hacer lo que nunca antes pude: ahuyentar el miedo, hacerlo a un lado, quedarme, ser valiente y querer sin temer; ha sido una osadía: jamás pude hacerlo antes, jamás había perdido los miedos, jamás había podido sobreponerme a ellos... jamás pude confiar en alguien y creerle a alguien como confío y te creo a ti. ¿Y sabes algo? Es de las cosas más maravillosas que a lo largo de 22 años he experimentado... de las más grandes.
Segundo, esa riqueza me dio el poder de ver las cosas que antes permanecieron ocultas para mí, que están vedadas para quienes no han hallado su tesoro: me devolvió esa capacidad infantil de ver las cosas más grandiosas en las cosas cotidianas más simples; tras hallar ese tesoro, pude ver lo que rompe mi rutina: vi que cada luna es diferente, cada noche tiene diferente aroma, diferente aspecto; vi que ningún día es igual que otro; que cada día el sol nace diferente; que cada atardecer ofrece un espectáculo bellísimo distinto al anterior; que el cielo, en su permanente infinidad, se viste siempre con algo nuevo a cada hora... y aquí debo decir que tú me enseñaste, no a ver esto, sino a disfrutarlo, a compartirlo... tener alguien con quien compartir algo tan extraordinario y tan simple a la vez, es también de los mejores regalos que alguien puede tener en esta vida.
Y tercero, este tesoro me dio el poder de viajar, explorar y conocer lugares desconocidos, lugares que jamás imaginé que existieran: tu voz llegó a sitios en mi alma que no sabía que estaban allí, que estuvieron desiertos, y al mismo tiempo, tu voz me guió a lugares en tu interior que yo desconocía... llegaste a conquistar tierras escondidas, y me ayudaste a descubrir que mi corazón era más grande de lo que yo creía: me ayudaste a ver mi inmensidad, mientras se reflejaba con ello la tuya... Cada lugar en mí al que has llegado tiene solo tu huella, y cada bandera que has colocado se expresó en un suspiro que duró apenas un par de segundos, pero que hará eco durante siglos... mientras estas palabras permanezcan escritas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario