La neta, la neta, la neta, ¡la neta! está muy padre, mucho. Lo recomiendo bastante; de mis favoritos.
Markheim entra a una tienda de antigüedades como ladrón simple, y sale como asesino iluminado. ¿Acaso eso no les dice todo?
Es una apasionada narración de los hechos, expresiones, pensamientos, intenciones... ¡Aaah -me emociono-! El amigo ladrón nunca ha tenido nada, y él lo quiere todo. Elige un día precioso para la sociedad, que alienta a todos a compartir dicha, a ser generosos: el día de Navidad, precisamente para robarle todo a un temperamental y avaro anciano, que ilustra la contrastante actitud que algunos eligen tomar en esos días decembrinos. Hasta como que su autor nos incita a pensar que el avaro personaje se lo tenía bien merecido... pero no, no piensen así. (Jaja.)
En el enfrentamiento para despojar al viejillo de su amado dinero, para poder tener libertad de hurgar en toda la casa de dos pisos buscando el tesoro, aprovechando que la criada ha salido de paseo, termina por asesinar al hombrecillo, en la oscuridad alumbrada por el titilo de la luz de las velas puestas en la tienda... El ladrón se convirtió en asesino. La culpa lo acecha en el interior de la tienda: en el ruido de sus pisadas sobre el suelo de madera, o en el silencio de su petrificado cuerpo que contempla el cadáver.
Logra esquivar sus remordimientos y sube las escaleras hacia una recámara para buscar el dinero. El tiempo es su enemigo, pues pronto volverá la criada. Entretanto, él busca desesperadamente. Escucha unos pasos subir por las escaleras; se petrifica... ve una figura escalofriante: es el diablo. :S
Una conversación comienza entre ambos y el diálogo es sumamente interesante, pues se presentan los argumentos de Markheim para cometer tal delito, y las razones del diablo para querer ayudarlo a encontrar el dinero. El desenlace es perfecto. Léanlo ya. :)
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